El fin de una era para el Reino Unido, la operación “London Bridge” y el ascenso de Carlos III a la Corona Real
El pasado 9 de septiembre de 2022 será recordado por muchos años como el fin de una era crucial para la realeza británica y para todos los ciudadanos del Reino Unido, “the bridge has fallen” anunciaba la prensa inglesa alrededor de las 16.30 horas a un mundo expectante y ansioso por lo que Isabel II representaba a nivel nacional e internacional.
Desde el pasado abril de 2021, poco después de la muerte de su esposo, Felipe de Edimburgo, la reina Isabel había visto mermada su salud, no obstante, en días recientes sus médicos anunciaron a través de las cuentas de redes sociales de la corona británica acerca del delicado estado de salud de la monarca. Así, Isabel II dio su último suspiro en el Castillo de Balmoral en Escocia rodeada de sus familiares más cercanos y acompañada en pensamiento por miles de británicos en los distintos estados del reino.
Con bastante antelación se tenía ya un plan diplomático y “secreto”, denominado el “London Bridge”, que abarcaba todas las aristas relativas a cómo habría de anunciarse la partida de la reina, de tal forma que, el legado póstumo de la reina fuera tan elegante como la imagen que proyectó en vida. Con la frase “el puente de Londres ha caído” se anunciaría a nivel interno del suceso, posteriormente, la bandera izaría solo a la mitad y los uniformes del staff real cambiarían a negro. Unas horas después se permitiría el anuncio oficial y a medios, dando punto final a una época moderna y controvertida para la realeza británica y confirmando el nacimiento de un nuevo rey: Carlos III.
Así, frente a un país (y un mundo) sorprendidos, las reglas del juego parecen a punto de cambiar en el reino inglés, dejando atrás a una mujer para muchos excepcional y para otros villana (recordemos la tormentosa relación de Diana de Gales y Carlos, así como su muerte llena de especulaciones). Lo cierto es que el escándalo y la controversia están lejos de abandonar a la familia real, pues el ascenso de Carlos III ha generado poca sino es que nula alegría entre el pueblo británico.
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